La expresión quiere decir que, como explicación de algún hecho,
existe una razón oculta o secreta que no se nos quiere desvelar.
En la segunda acepción de la palabra GATO, en el Diccionario de la Lengua Española (RAE), se lee: "bolso o talego en que se guardaba el dinero", y en su tercera: "dinero que se guardaba en él". El origen de esta expresión
data del Siglo de Oro español, cuando era costumbre guardar el dinero en bolsas hechas con piel de gato, a las que se llamaba de forma popular "gatos". Incluso, a los avaros, se les llamaba "atagatos"(hoy en desuso). Esas bolsas, a su
vez, se escondían cuidadosamente, de aquí el origen de
la expresión. Es reseñable y curioso el hecho de que en esa época a los
ladrones se les llamase también "gatos", por ser,
precisamente, una de sus ocupaciones robar dichas
bolsas.
Pablos, el Buscón de
Quevedo (1580-1645), nos cuenta en el capítulo segundo: «Otro decía que a
mi padre le habían llevado a su casa para que la limpiara de ratones,
por llamarle gato. Unos me decían ¡zape! cuando pasaba y otros ¡miz!».
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