Frase proverbial para expresar que algunas veces las cosas que empiezan por un juego se hacen serias y graves.
This common phrase is used to express that sometimes affairs which begin as a game become serious and severe.
Se suele aplicar esta frase hecha para definir los bruscos cambios en las relaciones humanas que llevan a los que eran amigos a ser víctimas de una súbita animadversión, aludiendo en ocasiones no solo a las relaciones entre personas, sino también entre diferentes entidades, colectivos, países, etc., que pasan de ser colaboradores, e incluso aliados, a ser enemigos.
La frase está tomada de un romance que aparece en las Guerras civiles de Granada (1595), obra de Ginés Pérez de Hita (1544-1619), en la que, entre otras muchas historias, se narra la del amor de Lindaraxa, cuyo mirador todavía hoy puede ser visto en la Alhambra, y el poderoso Garzul, una pasión medrada además con el trasfondo de las luchas políticas entre los abencerrajes y los cegríes que dirimían su hegemonía en el reino de Granada. Cuando Garzul va a las fiestas de Gelves para jugar a las cañas, Lindaraxa, celosa de Zayda, con quien competía por el amor de él, y creyendo que su amado no le es fiel, le maldice deseándole que las cañas que le arrojen sus enemigos se vuelvan lanzas:
"Si en la guerra te sucede
como mi pecho desea
y el tuyo falso merece,
no volverás a San Lúcar,
tan ufano como sueles,
a los ojos que te adoran,
y a los que más te aborrecen.
Y plegue Alá que en las cañas
los enemigos que tienes
te tiren secretas lanzas
porque mueras como mientes."
Jardín de Lindaraxa (Alhambra)
El juego de cañas era muy popular en los siglos XVI y XVII. Era una antigua competición semideportiva a caballo, a modo de las justas o torneos de los caballeros cristianos, en que las distintas cuadrillas de jinetes participantes se arrojaban, como si fueran lanzas, cañas inofensivas. También se soltaban toros para ser alanceados desde los caballos.